viernes, 23 de agosto de 2013

ERES DE IZQUIERDA O ERES DE DERECHA



ERES DE IZQUIERDA O ERES DE DERECHA

SER DE IZQUIERDA O DE DERECHA
Una universitaria cursaba el último año de sus estudios en la Facultad.
Como suele ser frecuente en el medio universitario, la chica pensaba que era de izquierda y, como tal, estaba a favor de la distribución de la riqueza.

Tenía vergüenza de su padre. Él era de derecha y estaba en contra de los programas socialistas.
La mayoría de sus profesores le habían asegurado que la de su papá
era una filosofía equivocada. Por lo anterior, un día ella decidió enfrentar a su padre. 

Le habló del materialismo histórico y la dialéctica de Marx tratando
de hacerle ver cuán equivocado estaba al defender un sistema tan injusto. En eso, como queriendo hablar de otra cosa, su padre le preguntó:

-¿Cómo van tus estudios universitarios?

-Van bien -respondió la hija, muy orgullosa y contenta-.
Tengo promedio 9, hasta ahora. Me cuesta bastante trabajo, no voy a los boliches, no salgo, no tengo novio y duermo cinco horas al día
pero, por eso ando bastante bien, y voy a recibirme en término.
Entonces el padre le pregunta: -Y a tu amiga Soledad, 

¿Cómo le va?

La hija respondió muy segura: -Bastante mal, Sole no se exime porque No alcanza el 6, (tiene 4 de promedio), pero ella se va a bailar, pasea, fiesta que hay está presente, estudia lo mínimo, y falta
bastante... no creo que se reciba, por lo menos este año.
El padre, mirándola a los ojos, le respondió: -Entonces hablá con tus profesores y pedile que le transfieran 2,5 de los 9 puntos tuyos a
ella. Esta sería una buena y equitativa distribución de notas porque
así las dos tendrían 6,50 y aprobarían las materias.
Indignada, ella le respondió: -¡Estás en pedo vos? ¡Me rompo el
traste para tener 9 de promedio! ¡Te parece justo que todo mi esfuerzo le pasen a una chanta, vaga, que no se calienta por su carrera! Aunque la persona con quien tengo que compartir mi sacrificio sea mi mejor amiga... ¡¡No pienso regalarle mi trabajo!!

Su padre la abrazó cariñosamente y le dijo:

-¡Bienvenida a la derecha!

Moraleja: Todos somos rápidos para repartir lo que es ajeno.

La rana sorda .

La rana sorda y el poder de la lengua 

Lectura: 1 minuto 

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. 

Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. 
Cuando vieron cuán hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas. 

Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.

Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. 

Una vez más, la multitud de ranas le gritó que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.

Cuando salió, las otras ranas le preguntaron:- ¿No escuchaste lo que te decíamos? 
La rana les explicó que era sorda. Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más para salir del hoyo. 


Esta historia contiene dos lecciones: 

Primero: La lengua tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento compartida con alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y finalizar el día. 

Segundo: Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentra desanimado puede ser que acabe por destruirlo. Cualquiera puede decir palabras que roben a los demás el espíritu que les lleva a seguir en la lucha en medio de tiempos difíciles. 
Tengamos cuidado con lo que decimos. Pero sobre todo con lo que escuchamos, no siempre hay que prestar atención, utilicemos sólo lo que es bueno. 

Hablemos de vida, de alegría, de esperanza, a todos aquellos que se cruzan en nuestro camino. Ese es el poder de las palabras. . .A veces es difícil comprender que una palabra de ánimo pueda hacer tanto bien ¿no te parece? 

jueves, 22 de agosto de 2013

LA FABULA DEL PELOTUDO:

LA FABULA DEL PELOTUDO:

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas. Diariamente, algunos hombres llamaban al pelotudo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño... ...... , pero de 1 peso. 

Él siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos. Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió: - Lo sé, no soy tan pelotudo, vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda. Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones: 

La primera: Quien parece pelotudo, no siempre lo es. La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos pelotudos de la historia? La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos La cuarta: (pero la conclusión más interesante) Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo. 

MORALEJA: "El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser pelotudo delante de un pelotudo que aparenta ser inteligente".by A.S

Alguien...

Alguien


Alguien que sabe un poquito sobre el éxito ,el Dr. BILL GATES ,vale la pena leerlo con mucha atención,
(charla que impartió a estudiantes de Universidad)

Regla Uno- La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

Regla Dos- Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

Regla Tres- No ganarás US$5.000 mensuales justo después de haber salido de la preparatoria y no serás un vicepresidente hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros.

Regla Cuatro- Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

Regla Cinco- Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: le llamaban "OPORTUNIDAD".

Regla Seis- Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.

Regla Siete- Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escucharte hablar acerca de la nueva onda en la que estabas. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación.

Regla Ocho- En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

Regla Nueve- La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.

Regla Diez- La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.

Regla Once- Sé amable con los "NERDS" (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

La gran diferencia

La gran diferencia 

entre fracaso y derrota es que el primer caso se acepta como una lección por asimilar, un pequeño paso más hacia la meta final. Los fracasos nos muestran el camino equivocado, que una vez reconocido no volveremos a recorrer. Al igual que el zorro, quien se ha ganado el calificativo de astuto, porque difícilmente vuelve a caer en la misma trampa. A menudo, la nube que oscurece nuestro presente sirve para iluminar nuestro futuro.
En cambio, la derrota es la decisión de no volverlo a intentar, claudicar ante los obstáculos, renunciar a la posibilidad de convertir el fracaso en éxito. Somos vencidos sólo cuando nos estimamos derrotados.

Los obstáculos en el camino de los débiles se convierten en escalones en el sendero de los triunfadores. Los triunfadores tienen la visión del objetivo que desean lograr, con lo cual convierten los obstáculos en retos a superar, en similitud al alpinista, que visualiza la cima de la montaña como el objetivo a lograr, convierte a los obstáculos y peligros del ascenso como retos a dominar.

En cambio quien no tiene el suficiente anhelo de llegar a la cima, se desalienta fácilmente ante el esfuerzo que se le exige, ante los riesgos que le acechan y ante los retos que se le presentan y aun antes de iniciar siquiera el camino se da por vencido.

Si tú ya definiste y decidiste qué es lo que deseas en la vida y día a día alimentas tu determinación para lograrlo, difícilmente te podrán detener, es tal tu convicción que los obstáculos dejan de serlo, y más bien los observas como detonadores para lograr tu plan de realización, por ejemplo: Quien se ha decidido a obtener un título profesional, los exámenes, el estudio intenso, renuncia a muchos fines de semana por cumplir con trabajos académicos o levantarse más temprano y acostarse más tarde son, entre muchos otros, los retos que al superarlos le proporcionarán mayores satisfacciones al lograr el fin deseado.

Cada falla, cada fracaso lo convertimos entonces en viento a favor, asimilando la lección, incrementando nuestra experiencia y fortaleciendo nuestra determinación en lograr nuestros propósitos. Es preferible renunciar a vivir que declararse derrotado, ser un perdedor porque se ha dejado de luchar. Un solo objetivo hay que tener en la vida: Apostar todo para lograr triunfar.