viernes, 16 de marzo de 2012

Moños azules


Moños azules


Una profesora universitaria inició un nuevo proyecto entre sus alumnos.
A cada uno les dio cuatro moños de color azul, todos con la leyenda: "Eres importante para mí", y les pidió que se pusieran uno.

Cuando todos lo hicieron, les dijo que eso era lo que ella pensaba de ellos.
Luego les explicó de qué se trataba el experimento: Tenían que darle un listón a alguna persona que fuera importante para ellos, explicándoles el motivo y dándole los otros listones para que ellos hicieran lo mismo.

El resultado esperado era ver cuanto podía influir en las personas ese pequeño detalle.

Todos salieron de esa clase platicando a quién darían sus listones.
Algunos mencionaban a sus padres, a sus hermanos o a sus novios.

Pero entre aquellos estudiantes, había uno que estaba lejos de casa.
Este muchacho había conseguido una beca para esa universidad y al estar lejos de su hogar, no podía darle ese listón a sus padres o sus hermanos.

Pasó toda la noche pensando a quién daría ese listón. Al otro día muy temprano tuvo la respuesta.
Tenía un amigo, un joven profesionista que lo había orientado para elegir su carrera y muchas veces lo asesoraba cuando las cosas no iban tan bien como él esperaba.

¡Esa era la solución!.
Saliendo de clases se dirigió al edificio donde su amigo trabajaba. En la recepción pidió verlo. A su amigo le extrañó, ya que el muchacho lo iba a ver después de que él salía de trabajar, por lo que pensó que algo malo estaba sucediendo.

Cuando lo vio en la entrada, sintió alivio de que todo estuviera bien, pero a la vez le extrañaba el motivo de su visita.

El estudiante le explicó el propósito de su visita y le entregó tres moños, le pidió que se pusiera uno y le dijo que "al estar lejos de casa, él era el más indicado para portarlo".
El joven ejecutivo se sintió halagado, no recibía ese tipo de reconocimientos muy a menudo y prometió a su amigo que seguiría con el experimento y le informaría de los resultados.

El joven ejecutivo regresó a sus labores y ya casi a la hora de la salida se le ocurrió una arriesgada idea. Le quería entregar los dos moños restantes a su jefe.
El jefe era una persona huraña y siempre muy atareada, por lo que tuvo que esperar que estuviera "desocupado".
Cuando consiguió verlo, su jefe estaba inmerso en la lectura de los nuevos proyectos de su departamento, la oficina estaba repleta de reconocimientos y papeles. El jefe sólo gruñó: - "¿Qué desea?".

El joven ejecutivo le explicó tímidamente el propósito de su visita. Le mostró los dos moños. El jefe, asombrado, le preguntó: - "¿Por qué cree usted que soy el más indicado para tener ese moño?".

El joven ejecutivo le respondió que él lo admiraba por su capacidad y entusiasmo en los negocios, además, que de él había aprendido bastante y estaba orgulloso de estar bajo su mando.

El jefe titubeo, pero recibió con agrado los dos moños, no muy a menudo se escuchan esas palabras con sinceridad estando en el puesto en el que él se encontraba.

El joven ejecutivo se despidió cortésmente del jefe y, como ya era la hora de salida, se fue a su casa.

El jefe, acostumbrado a estar en la oficina hasta altas horas, esta vez se fue temprano a su casa. En la solapa llevaba uno de los moños y el otro lo guardó en la bolsa de su camisa.
Se fue reflexionando mientras manejaba rumbo a su casa.

Su esposa se extrañó de verlo tan temprano y pensó que algo le había pasado. Cuando le preguntó si pasaba algo, él respondió que no pasaba nada, que ese día quería estar con su familia. La esposa se sorprendió, ya que su esposo acostumbraba llegar de mal humor.

El jefe preguntó: -"¿Dónde está nuestro hijo?", La esposa sólo lo llamó, ya que estaba en el piso superior de la casa.

El hijo bajó y el padre sólo le dijo: - "Acompáñame".
Ante la mirada extrañada de la esposa y del hijo, ambos salieron de la casa.
El jefe era un hombre que no acostumbraba gastar su "valioso tiempo" en su familia muy a menudo.

Tanto el padre como el hijo se sentaron en el porche de la casa.
El padre miró a su hijo, quien a su vez lo miraba extrañado.
Le empezó a decir que sabía que no era un buen padre, que muchas veces se perdió de aquellos momentos que sabía eran importantes.
Le mencionó que había decidido cambiar, que quería pasar más tiempo con ellos, ya que su madre y él eran lo más importante que tenía.
Le mencionó lo de los moños y su joven ejecutivo. Le dijo que lo había pensado mucho, pero quería darle el último moño a él, ya que era lo más importante, lo más sagrado, para él, que el día que nació, fue el más feliz de su vida y que estaba orgulloso de el.
Todo esto mientras le prendía el moño que decía "Eres importante para mí".

El hijo, con lágrimas en los ojos le dijo: "Papá, no sé que decir, mañana pensaba suicidarme porque pensé que no te importaba. Te quiero papá, perdóname..."

Ambos lloraron y se abrazaron, el experimento de la profesora dio resultado, había logrado cambiar no una, sino varias vidas, con solo expresar lo que sentía...

Ese es el poder de uno. Expresar lo que sientes y darle valor a los detalles de la gente que te ama.

Por eso tú para mí... "Eres muy Importante "

Cielo e Infierno

Cielo e Infierno

Un rabino mantuvo una conversación con Dios acerca del Cielo y el Infierno, cuya diferencia esencial no acertaba a comprender.

- "Te mostraré el Infierno", dijo Dios, y lo condujo a una habitación en medio de la cual había una enorme mesa redonda. La gente sentada alrededor estaba hambrienta y desesperada. En medio de la mesa había un gran guiso, lo bastante grande como para alimentarlos a todos y que sobrase.

El aroma era delicioso y al rabino se le hizo agua la boca.

Las personas sostenían unas cucharas con mangos muy largos. Cada una descubría que podía alcanzar el guiso y llenar la cuchara, pero como el mango era más largo que su brazo, no le permitía llevarse la comida a la boca. 

El rabino comprendió fácilmente el terrible sufrimiento de aquellas personas, que permanecían juntas pero solitarias, padeciendo un hambre eterna delante de una abundancia inagotable. "Y ahora te mostraré el Cielo", le dijo Dios.

Entraron a otra habitación, exactamente igual a la primera. Allí estaba la misma gran mesa redonda y el mismo guiso. Las personas también estaban equipadas con las mismas cucharas de mango largo, pero se las veía bien alimentadas y sanas; reían y hablaban entre sí, juntas y solidarias.

El rabino no entendió la diferencia. 

"Es muy sencillo -le dijo Dios-.

Han aprendido a alimentarse unos a otr

jueves, 8 de marzo de 2012

9 cosas que las personas con éxito hacen de modo diferente

9 cosas que las personas con éxito hacen de modo diferente

¿Por qué has alcanzado unos objetivos y no otros? Si no estas seguro, no eres el único confuso. Resulta que incluso la gente brillante y con grandes logros son terribles a la hora de comprender por qué tienen éxito o fracasan. Por instinto, la respuesta –que has nacido con ciertas habilidades y no con otras- es sólo una pequeña pieza del puzzle. De hecho, décadas de investigación relativa a logros, sugiere que la gente con éxito alcanza sus objetivos no solo por quienes son sino más a menudo por lo que hacen.
1- Concreta. Cuando te planteas un objetivo, intenta ser lo más específico posible. “Perder 5 kilos” es un objetivo mejor definido que “Perder algo de peso”, porque te da una idea clara de a qué se parece el éxito. Saber exactamente lo que quieres conseguir te mantiene motivado hasta que lo consigas. Piensa una acción específica que debas tener en cuenta para alcanzar tu objetivo. Si te prometes “comeré menos” o “dormiré más” es demasiado indefinido, se claro y preciso. “Estaré en la cama a las 10 de la noche entre semana” no deja espacio para dudar lo que tienes que hacer y si realmente lo has hecho.
2-Aprovecha cada momento para actuar. Estamos tan ocupados, y con tanto objetivos entre las manos que no es sorpresa que perdamos oportunidades de actuar simplemente porque no nos damos cuenta. Realmente no has tenido tiempo para hacer ejercicio hoy? Ni un momento para devolver esa llamada de teléfono? Conseguir una meta significa aprovechar esas oportunidades antes de que se escurran entre los dedos.
Para aprovechar cada momento, preve cuando y donde desarrollarás cada actividad. De nuevo, se lo más concreto posible (ej. “Si es lunes, miércoles o viernes voy a hacer ejercicio 30 minutos antes de ir al trabajo”.) Investigaciones muestran que este tipo de planificación ayudará a tu cerebro a detectar y aprovechar cada oportunidad que surja, incrementando las posibilidades de éxito un 300% aproximadamente.
3-Conoce exactamente cuánto camino queda. Conseguir cualquier meta requiere una evaluación continua y honesta de tu progreso, o te evalúan desde fuera o te evalúas tu. Si no sabes cómo lo estás haciendo, no puedes ajustar tu comportamiento o tus estrategias. Evalúa tus avances con frecuencia semanal, o incluso a diario, dependiendo de tu meta.
4-Se optimista-realista. Cuando te planteas una meta, se pone en marcha el pensamiento positivo sobre la probabilidad de conseguirlo. Confiar en tu habilidad para tener éxito es muy útil para generar y mantener tu motivación. Pero hagas lo que hagas, no subestimes lo difícil que puede ser conseguir lo que te has propuesto. La mayor parte de los objetivos requieren tiempo, planificación, esfuerzo y persistencia. Investigaciones muestran que pensar que las cosas se consiguen fácilmente y sin esfuerzo te dejan sin armas para afrontar el camino y aumenta significativamente las probabilidades de fracaso.
5-Concéntrate en mejorar, más que en ser bueno. Confiar en tu habilidad para conseguir objetivos es importante, pero es más importante confiar en que puedes tener esa habilidad. Muchos de nosotros pensamos que nuestra inteligencia, nuestra personalidad y nuestras aptitudes físicas están fijadas y no importa lo que hagamos, no las mejoraremos. Así nos centramos en objetivos relacionados con nosotros más que desarrollar y adquirir nuevas habilidades.
Afortunadamente, décadas de investigación sugieren que la creencia de que las habilidades son estáticas es errónea, las habilidades de todo tipo son muy flexibles. Aceptar el hecho de que es posible el cambio se pueden valorar mejores opciones y alcanzar tu potencial. Las personas cuyos objetivos son mejorar, más que ser bueno, toman las dificultades con calma y aprecian el camino más que llegar al destino.
6- Ten agallas. Voluntad de comprometerte con objetivos a largo plazo, y persistir ante la dificultad. Estudios muestran que la gente valiente obtiene mayor nivel educativo y mejores calificaciones.
El esfuerzo, la planificación, la persistencia y buenas estrategias son lo que realmente te lleva al éxito. Aceptar esto no sólo te ayudará a ver tus objetivos con mayor precisión, sino también tener más confianza y agallas.
7- Fortalece tu fuerza de voluntad como un músculo. El autocontrol es como cualquier otro músculo en tu cuerpo, cuando no lo ejercitas se debilita, pero cuando lo ejercitas de forma regular se hará más fuerte y capaz de ayudarte a conseguir tus objetivos.
Asume un reto. No tomar más aperitivos ricos en grasa, hacer 100 abdominales al día, ponerte recto cuando te des cuenta de que estás encorvado, intentar aprender una nueva habilidad. Comienza sólo con una actividad, y elabora un plan de respuesta para cuando comiences a encontrar algún problema. (Si se me antoja un bocadillo, comeré una pieza de fruta o tres piezas de frutos secos). Será difícil al principio, pero cada vez será más facil, esa es la clave. A medida que tu fuerza sea mayor, puedes incorporar más metas y avances en tu sesión de autocontrol.
8-No tientes a la suerte. No importa lo fuerte que haya conseguido ser tu fuerza de voluntad, es importante tener en cuenta el hecho de que este hecho es limitado y si la sobrecargas puedes llegar a agotarla. No te propongas dos metas de una vez, si puedes evitarlo (como dejar de fumar y empezar una dieta al mismo tiempo). Y no te pongas en peligro, mucha gente sobrevalora su resistencia a la tentación y se exponen a muchas situaciones donde las tentaciones abundan. Las personas con éxito saben que no deben convertir una meta en algo más difícil de lo que por si ya puede ser.
9-Céntrate en lo que harás y no en lo que no harás. Quieres conseguir perder peso, dejar de fumar, o poner un límite a tu mal genio? Planifica cómo vas a reemplazar malos hábitos por buenos, más que centrarte sólo en los malos hábitos. Investigaciones relativas a la supresión de pensamiento (ej. No pienses en osos blancos”) han mostrado que intentar evitar un pensamiento hacen que esté más presente. Lo mismo ocurre cuando se trata de un comportamiento, intentar no tener un mal hábito puede fortalecerlo más que romperlo.
Si quieres cambiar tu modo de hacer algo, pregúntate, qué harás? Por ejemplo si estás intentando mantener la calma quizá debas plantearte “si comienzo a enfadarme, respiraré profundamente tres veces para calmarme”. Utilizando la respiración profunda en lugar de centrarte en tu ira, tu mal hábito se irá debilitando hasta desaparecer por completo.
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miércoles, 7 de marzo de 2012

KODAK , quiebra

KODAK , quiebra

La pionera de la fotografía universal ,se va.......

Luego de una larga lucha por la supervivencia que se inició con la llegada de la fotografía digital, Kodak solicitó el concurso de acreedores. Confía en vender sus patentes para 

Luego de una larga lucha por la supervivencia, la pionera de la fotografía Kodak solicitó el concurso de acreedores. La empresa comunicó hoy que a pesar de ello quiere seguir trabajando y que para lograrlo tiene concedido un crédito de US$ 743 millones del Citigroup.

Tras años de pérdidas, los rumores sobre un posible concurso de acreedores circulaban hace meses. La empresa, de 130 años, advirtió que sin nuevos medios quebraría en 12 meses. Ahora busca protegerse del reclamo de las deudas por parte de sus acreedores, acogiéndose al capítulo once del ley de insolvencia de Estados Unidos. Según los datos fiscales de 2010, la empresa emplea a 18.800 trabajadores en todo el mundo. Hace cuatro años eran 40.900.

El jefe de Kodak, Antonio Perez, se mostró hoy confiado en que la empresa podrá reconvertirse exitosamente al amparo del proceso del concurso de acreedores. Gracias a la financiación acordada, podrá pagar los salarios. No obstante, el juez que lleva el concurso de acreedores todavía tiene que liberar esos US$ 743 millones del Citigroup.

Para salir de la crisis de insolvencia, Kodak confía en vender un paquete de cerca de 1.100 patentes. Las negociaciones llevan meses pero aún no llegó a un acuerdo. Una de las razones era que los posibles compradores temían que la empresa convocase el concurso de acreedores. Las patentes podrían cambiar de dueño en el marco de ese proceso.

Eastman Kodak, empresa crucial en la fotografía analógica, es una de las víctimas del paso hacia la fotografía digital. El descubrimiento de la película y de la foto de pequeño formato la hicieron rica. Pese a que se involucró en los inicios de la fotografía digital, en ese terreno la empresa perdió la carrera rápidamente frente a otros competidores. La generalización de lo digital fue un revulsivo para toda la empresa. Los intentos de participar en otros sectores, como el de la medicina, no dieron el resultado esperado.


jueves, 1 de marzo de 2012

¿Cómo definir



¿Cómo definir un buen jefe en las buenas y en las malas?

Claves para que las relaciones con los empleados se manejen con cordialidad, respeto y admiración.
En una ocasión me encontré con un exalumno a quien hacía mucho tiempo no veía. El encuentro dio lugar a que conversáramos sobre sus años de estudiante de posgrado y sobre sus experiencias de trabajo luego de egresado. 
Me comentó que no estaba contento en la empresa donde trabajaba. Su queja apuntaba a que no tenía un buen jefe: “no valora el trabajo que uno hace. Es un controlador de asuntos menores.
Tampoco recompensa económicamente; se fija más en el cumplimiento del horario que en el desempeño eficiente en las tareas asignadas. Se hace difícil confiar en él, cuando le conviene brinda excusas poco convincentes. Está poco en su oficina y es difícil encontrarlo para que tome decisiones en asuntos que no delega. Pone obstáculos a ideas que uno estima creativas y hace sentir que se es fácilmente reemplazable.
A veces da la impresión de que no está familiarizado con la terminología del management.
Es muy desconfiado y su estilo de liderazgo hace sentir miedo; en ocasiones con amenazas de despido”.  Estos comentarios me trajeron a la memoria otros similares provenientes de amigos u otros exalumnos, así como algunas experiencias personales que en su momento me indujeron a cambiar de trabajo. 
También me llevaron a contrastarlos con el recuerdo de exjefes que habían sido el caso opuesto: poseían lo que entendía que eran las características de un buen supervisor.  Eran muy claros en su asignación de tareas.
No evaluaban los detalles de lo que uno hacía, sino los resultados y la fecha en que los presentaba. Siempre estaban de buen humor y trataban con respeto a sus subalternos. Me ayudaron, en distintas etapas, a poner en práctica un proyecto personal. 
La ‘evaluación’ que implican estas líneas al compararlas con la del primer párrafo pone en evidencia que no es mucho lo que señalo sobre las características de un buen jefe. 
Parecería confirmar que es más fácil describir las características de un mal jefe que las de uno bueno (una encuesta halló que un 92 por ciento de los gerentes entrevistados pensaba que eran buenos o excelentes jefes; pero sólo un 67 por ciento de los empleados los evaluaban como buenos). Ante esta conclusión busqué en la literatura especializada opiniones sobre las características de un buen jefe. Algunas de las que encontré decían lo siguiente:
- Todos los jefes deben encontrar un estilo de supervisión adecuado a sus características personales, basado en ciertas actitudes y habilidades: saber construir la confianza mutua entre supervisor y empleado; saber comunicar, lo cual incluye saber escuchar; conocer los intereses de los subalternos; saber seleccionar al personal adecuado.
- Un buen jefe evita contribuir a que un subalterno se sienta humillado delante de otros; no toma decisiones instantáneas o apresuradas; no impone fechas tope difíciles de cumplir; no interfiere, o raramente lo hace, con el tiempo libre de sus empleados; recuerda que lo que éstos perciben se transforma en su realidad.
- Un buen jefe debe ser técnicamente competente; tener las habilidades para llevar a cabo sus propias tareas mientras dirige y evalúa a sus subalternos. Debe caracterizarse por su integridad, hacer lo que dice, cumplir con las políticas y reflejar los valores de la organización.
Debe ser emocionalmente inteligente, lo cual es con frecuencia la clave para las buenas relaciones con sus subalternos. Debe poseer curiosidad intelectual, ser un buen mentor y no evadir la responsabilidad por las consecuencias de sus decisiones.
Surge aquí la pregunta con la cual más de un lector puede haber tropezado: ¿qué es mejor: trabajar bajo un mal jefe en una buena empresa o bajo un buen jefe en una empresa mediocre? La respuesta no es inmediata. Variará según se trate de una empresa familiar, una con  management  profesional o una estatal.  Quizás sea más importante, dada la coyuntura, esta pregunta: ¿cómo debe ser un buen jefe durante una crisis económica? La respuesta se puede resumir en los cuatro puntos que acompañan este artículo.   
Predictibilidad: brindar la mayor cantidad de información que esté en sus manos acerca de lo que puede pasar y cuándo puede ocurrir.   
Identificación: ponerse en el lugar de los subalternos y expresar empatía y, cuando corresponda, tristeza por alguna decisión penosa que deba tomarse.  
Comprensión: explicar, posiblemente más de una vez, por qué se necesita tomar determinadas decisiones. 
Control: saber enfrentar aspectos importantes de la crisis, dividiéndolos en diferentes situaciones en las cuales, si bien los empleados no ejercen mayor influencia sobre lo que está pasando, por lo menos influyen con respecto a la manera en que tienen lugar.   
Un artículo señala que en el caso de una crisis económica y financiera como la que se vive por estos días, un buen jefe debe satisfacer las siguientes necesidades de sus subalternos (Robert I. Sutton, ‘How to Be a Good Boss in a Bad Economy’.
GUILLERMO S. EDELBERG
ESPECIAL PORTAFOLIO
PROFESOR EMÉRITO, INCAE BUSINESS SCHOOL