miércoles, 5 de febrero de 2014

La clave de tu vida...

La clave de tu vida

El esfuerzo por alcanzar las metas que nos planteamos cada amanecer es un riesgo que corremos en cada momento del día desafiando a la noche el alcanzarlas o no.

Nadie dijo que la generosidad y la entrega fuesen fáciles de conseguir. El camino hacia lo alto supone constancia, paciencia, desvelos y coraje... Y si persistimos en nuestro empeño de ser mejores cada día y ofrecer aquello que somos por causas nobles y justas, nuestro esfuerzo se verá recompensado.

Si hubiera solamente una llave que abriera la puerta hacia el éxito y el logro de las metas fijadas, es una que es muy simple, callada y desapercibida: "La Persistencia".

Podrías tener la meta más gloriosa de la historia, con un magnífico plan de trabajo, pero si tiras la toalla con el primer, segundo, décimo o centésimo obstáculo, nunca alcanzarás esa meta. Y no me cansaré de repetirlo: la persistencia es y será siempre la clave para alcanzar el éxito en todo lo que te propongas.
La persistencia es una llave muy simple, sin embargo no es fácil. Es la herramienta que debes utilizar cuando ninguna de las otras te ha dado resultado. La forma en la que persistas depende de ti. Hazlo con estilo. Hazlo derecho o torcido, pero hazlo. ¡Persiste! ¡Ah! pero no basta la persistencia sin la oración... Es necesario al persistir el orar, pues como dice San Pablo todo lo puedo en Cristo que es mi fortaleza.

Cuando estés ya harto: persiste y ora.
Cuando parezca que nada funciona: persiste y ora.
Cuando te enfrentes a una docena de frustrantes obstáculos: persiste y ora.
Cuando estés mirando un obstáculo aparentemente sólido e impenetrable: persiste y ora.
Persiste a pesar de todo y de todos y ora en todo tiempo y lugar.

No te desesperes porque muchas veces lo que sucede es que no le damos el tiempo suficiente a nuestro cerebro para que comprenda la situación y encuentre las soluciones. Todo es cuestión de tiempo y de insistir hasta lograrlo. Una vez que consigues lo que te habías propuesto, comprendes que cuando estuviste a punto de claudicar, era justamente cuando estabas a punto de lograrlo. No sabes cuantas veces dejamos de insistir en algo cuando estábamos casi en la meta. Y nunca sabremos cuántas veces hay que insistir para conseguir una meta. A veces nos sale a la primera, otras veces encontramos un par de obstáculos y otras más donde la meta debe ser mucho más preciada porque el camino es más largo.

Como dice Encar: Persistir es arriesgar, es acompañar, es proteger aquello que queremos y afianzarnos en lo que creemos. Persistir es dejar a un lado lo negativo y dejar el tiempo pasar para poder descubrir la grandeza de aquello que vivimos. Persistir en la fe es agarrarnos fuertemente a los brazos de Dios que siempre acompaña el camino de nuestra vida.

Ya sabes pues ¡persiste y ora!  P.O.





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